Por Jacobo Martín Cerezo.
El valor de Europa
Los seres humanos y los europeos
en particular que nos hemos metido de un modo u otro en casi todas
las peleas importantes de la Historia, llevamos toda la vida buscando
el valor de las cosas. Ya sea por trabajo, conquista o comercio
buscamos aquello que tiene valor, es decir, lo que cubre nuestras
necesidades. Y esta es una labor individual. Como europeos podemos
tener una cultura común que pueda homogeneizar nuestra escala de
preferencias, pero al final estamos solos con nuestra racionalidad
perfecta.
El descubrimiento de América que
inundó España de oro y plata puede que llevara a la llamada escuela
de Salamanca a intuir que el valor de las cosas no viene del trabajo
requerido para crearlas sino de la apreciación subjetiva de quien
valore la cosa. Sin embargo, para Lutero el trabajo y el éxito es
una consecuencia de caerle bien a Dios antes de haber nacido y así,
para la Europa protestante la salvación del alma y el trabajo son
indisolubles. Curiosamente el oro y la plata que los españoles
extrajeron de America acabarían en los bancos de los países
protestantes, lo que podría entenderse como un signo de
predestinación. Cabría preguntarse cuanto ha cambiado la situación
en los últimos 500 años.
Si seguimos el recorrido del oro
americano traído por los españoles tras el descubrimiento de
America podríamos ver que importancia le dieron los distintos
integrantes de su cadena de extracción y distribución. Ese oro
nació en una supernova, predeterminado o no llego a la tierra, fue
extraído por un indígena que probablemente no tuviera ocasión de
negociar la venta de su fuerza de trabajo en un mercado libre y por
tanto no podríamos determinar cuanto valor le daba al oro. Después
fue apropiado por un comerciante, que valoraba lo suficiente el oro
como para ir a otro continente y explotar a la gente del lugar y
embarcarlo hacia Europa. Y la Corona que valoraba el oro porque le
permitía sus faustos y guerras en defensa de la paz sacro romana y
germánica, lo que en suena mas a ilusión que a un slogan serio. Ese
oro pagará batallas, causará muertes, la expansión y caída de
reinos pero también financiará las terrazas en las que Lope de Vega
presentará sus comedias y contribuirá a la revolución industrial
en los países protestantes.
En la cadena del oro, los
indígenas murieron sacando el oro y la plata, los españoles,
después de crear inflación en su país, los repartieron por Europa
y los países protestantes acabaron valiéndose de él como valor de
reserva para su desarrollo económico. Se intuye que la tradición
protestante estuvo mas lista que la católica. La primera usó el oro
como valor de ahorro e inversión mientras que España a la cabeza
del catolicismo gastó millones en las minas, en barcos y ejércitos
para defenderlo y lo desaprovecharon en guerras en defensa de la
religión. El lector que juzgue cuál de las dos posiciones se acerca
mas a la teoría del trabajo valor y cuál a la del valor subjetivo.
Al menos hay que reconocer que los españoles se tomaron muchas
molestias para enriquecerse poco.
Mr. Smith, Mr. Riccardo y por
último Marx que a diferencia de los otros dos si creía en la
salvación - de los pueblos- por los actos de una vida, sientan las
bases de la teoría del trabajo valor en una Europa protestante que
cree en la propiedad privada y en el reparto del trabajo. Recordemos
que según esta teoría lo que da valor a las cosas es el trabajo
socialmente requerido para crearlas. En una Europa que deja atrás
los privilegios feudales, el trabajo como fuente legítima de riqueza
cumple un papel histórico de legitimidad. Es justo que el que se
esfuerce prospere, y no es legítimo que una institución, Monarca,
Noble, Clero, - mas recientemente Estado- viva a costa del esfuerzo
de otros. Pudiera ser que
los economistas clásicos mencionados tratando de reivindicar la idea
del esfuerzo individual frente a los privilegios estamentales
confundieran el concepto de trabajo por el de acto empresarial. Lo
que tiene valor es lo que cubre una necesidad y por lo tanto esto
requiere una labor emprendedora: poner recursos existentes o crearlos
para satisfacer necesidades concretas. Para entender este concepto
solo hay que pintar un cuadro durante mil horas sin talento ninguno y
tratar de sacar ese cuadro al mercado a ver si nos lo valoran por
nuestras horas de trabajo o por lo que alguien este dispuesto a pagar
por él. El trabajo asalariado es también una labor emprendedora en
cuanto que ponemos nuestras capacidades al servicio de nuestras
propias necesidades y será valorado en función de lo que pueda
satisfacer las necesidades de otro. Al final la teoría del trabajo
valor queda reducida a una sola variable. Valor es lo que cubre una
necesidad subjetiva independientemente del trabajo que lleve
asociado. Así le ocurre a los diamantes, al agua, a los pantalones
vaqueros ya sean ceñidos o de campana.
Al pensar que el trabajo por sí
mismo crea valor se abre la puerta al infierno: bajo esa premisa se
puede pretender planificar la economía y de ahí a reivindicar
violentamente la titularidad del trabajo en nombre del Pueblo hay un
paso. Cuando el trabajo no crea valor dentro del mercado, no pasa
nada porque se ha hecho en beneficio del Pueblo, el trabajo en sí
mismo sería bueno. La versión socialdemócrata consiste en cavar
zanjas por las mañanas y taparlas por las noches a costa del ahorro
de los que si realizan trabajos que crean valor. Hay otros modelos
peores que recurren a los campos de concentración o directamente se
convierten en países de concentración donde el Pueblo es asignado
coercitivamente a determinados trabajos que no alcanzan a cubrir sus
necesidades como sucedía en los países del socialismo real,
esclavos que no eran capaces de crear valor añadido.
En pleno Siglo XXI, los Europeos
en especial, - a la cabeza mundial en gasto público sobre el PIB-
seguimos viviendo el sueño eterno. Cuando nos deja la novia
comunitaria, o contamos chistes en alemán, nos contratan en un bar
de London, cuando adquirimos un producto gallego cosido en Asia, nos
vamos de viaje en lineas de low cost, nos echamos la siesta
ante tanto ajetreo, hacemos puenting, nos quedamos en casa
escribiendo cosas sin sentido o incluso si cuidáramos de leprosos
en India, sabemos que el que está detrás de todo, el culpable es la
subjetividad. El libre albedrío que dirían otros. Nuestro orden de
preferencias, para dejar a Dios fuera de este debate. Nos lo
recuerdan los cantantes de Blues constantemente, todo el mundo
necesita a alguien a quien amar, pero recuerda que también
You need a job, so you
can make some money
You need a nice warm place to stay
A sense of humor 'cause life ain't funny
A big stick keeps the wolves away
You need a car with good tyres on it
The right place to eat barbecue
A heavy duty set of jumper cables
No holes in your walkin' shoes
You need a nice warm place to stay
A sense of humor 'cause life ain't funny
A big stick keeps the wolves away
You need a car with good tyres on it
The right place to eat barbecue
A heavy duty set of jumper cables
No holes in your walkin' shoes
The main thing you're
gonna find, you need
A fertile place to plant your seed
Gotta find somebody to love you
Someone to be there for you night and day
Somebody to share with, be a part of you
Love ain't no good till you give it away
You got to give it away
A fertile place to plant your seed
Gotta find somebody to love you
Someone to be there for you night and day
Somebody to share with, be a part of you
Love ain't no good till you give it away
You got to give it away
Y a pesar de esto, de esta
realidad tan palpable en nuestra cotidianidad aceptamos que existan
instituciones que siguen regulando cuáles son los valores comunes y
a qué se debe de dedicar el valor resultante del conjunto de la
actividad emprendedora de una sociedad. El trabajo no crea valor,
pero el Gobierno decide a que se ha de destinar el valor creado y de
esa manera reduce enormemente nuestra capacidad de elección y
vulnera el principio de igualdad ante la Ley. Esta paradoja que
aceptamos es difícil de explicar pero es una realidad del ser
humano.
El valor de Europa, los valores
de sus instituciones están en la creación de un marco social y
solidario entre ciudadanos y regiones. Smith, Riccardo y Marx que
convirtieron la legitimidad que pueda tener el esfuerzo personal en
la búsqueda de la prosperidad en una teoría del trabajo valor,
descartaron el elemento emprendedor como el verdadero motor evolutivo
de la historia. Del mismo modo, las políticas sociales de la Union
Europea parten de un error de la concepción del valor lastrado de
buenas intenciones. Recordemos que la mayor parte del presupuesto
comunitario se dedica a la PAC, es decir a subvenciones a los
agricultores. De esa forma el llamemos Gobierno comunitario asigna de
hecho un valor al trabajo en un atentado al sistema de precios
agrícola que debe establecerse en un mercado en el que operen
libremente las preferencias temporales de los consumidores y la labor
emprendedora para satisfacer esas preferencias. La política europea
se niega a abandonar la teoría del trabajo valor y trata de poner
precio a las necesidades de la gente, cuando son las necesidades la
que fijan el precio. La planificación que trata de imponer su razón
sobre las preferencias de las personas se acaba pagando. La UE que
actualmente afronta una crisis migratoria podría hacer autocrítica
y meditar sobre las consecuencias de su política agrícola. Los
países en vías de desarrollo necesitan una revolución fisiocrática
antes de una industrial. Las trabas al comercio que supone la PAC
para estos países es causa de miseria, inmigración y quizá un
elemento que contribuye al terrorismo.
Son muchas otras las políticas
comunitarias- todas por definición- que tratan de planificar las
conductas de los ciudadanos europeos y el valor resultante de sus
interacciones. Tomemos el BCE y su función que no es otra que fijar
artificialmente el precio del dinero. La primera commoditie de
la economía es el dinero y el valor de éste no viene determinado
por la apreciación subjetiva de los consumidores sino por el
criterio arbitrario del BCE en un ejercicio de puro voluntarismo.
Además existe un monopolio sobre el dinero y el papel fiduciario
debe ser aceptado por imperativo legal como medio de pago de deudas,
lo que repercute negativamente en la creatividad del individuo para
crear valor en su actividad emprendedora.
Vivimos en la era del
voluntarismo económico y social. En España, por ejemplo, existen
actualmente más de 100.000 leyes en vigor. En el sistema de Derecho
positivo en el que el desconocimiento de la ley no exime de su
cumplimiento se antoja imposible para el ciudadano cumplir la Ley
desde el punto de vista formal. Más problemático resulta desde el
punto moral que un ser humano deba observar en su conducta diaria
100.000 normas que no son resultado no de los usos y costumbres de la
ciudadanía sino que provienen de la mente del legislador. Sin
políticos no habría altavoces para el voluntarismo y la información
sobre las necesidades de los individuos podría trasladarse
libremente al mercado donde estimulara la actividad emprendedora. Una
norma que intente regular las preferencias de la gente y afecte a su
escala de valores es ilegítima en cuanto que sale de la mente del
legislador y no de la interacción necesidades/recursos/respuesta
emprendedora propia del libre mercado. Los políticos jamas podrán
obtener la información resultante de la interacción de millones de
personas en el mercado aunque pretendan regularlo y aunque pudieran
obtener dicha información, ésta pasaría a ser obsoleta de
inmediato ya que nunca habrá dos momentos informativos iguales y la
información de un momento preciso no es extrapolable a otro.
Es nuestra responsabilidad como
ciudadanos conscientes de que el valor de las cosas viene determinado
por nuestras preferencias subjetivas trasladar esta realidad al
ámbito político. Las libertades básicas de la UE- libre movimiento
de mercancías, capitales bienes y libertad de establecimiento no
necesitan de ninguna burocracia para garantizarse. Al contrario, son
las burocracias de los países miembros las que suelen crear
impedimentos para la consecución de estas libertades. Garantizadas
estas libertades en un sistema económico libre de subvenciones como
la PAC, en el que el valor del dinero pueda fijarse de forma
espontánea y no a través de un sistema de Banco Central y en el que
la libre competencia se entienda desde el punto de vista dinámico y
no estático revelarían el valor y capacidad emprendedor de los
Europeos. Solo en este marco podremos decir cuales son los verdaderos
valores de Europa.